Ocupando la región sureña del continente, les vejigantes son recuerdo viviente de épocas pasadas. Seres artificiales, creades por les viejes dioses con el doble propósito de adoración e intimidación, les vejigantes existen desamparades, incapaces de servir las funciones para les que fueron diseñades y sin los medios para forjar su propia identidad nacional.
Con la expulsión de les viejes dioses les vejigantes fueron liberades y dejades a su suerte. Ignorantes de cómo se crea una sociedad, han optado por imitar las de sus vecines, con todo y faltas. Después de mucha observación y análisis les vejigantes concluyeron que el elemento más importante de una civilización es el individualismo de sus ciudadanes.
Con un rostro duro, colmillos que se escapan de sus bocas cerradas, y cuernos en sus frentes, mejillas, y quijadas, les vejigantes son la raza más intimidante de todo Borikén. Más su apariencia y pasado son lo menos problemático. Lo que define a les vejigantes es que son una mente habitando cuatro millones de cuerpos.
En sus ambiciones de civilización, les vejigantes han desarrollado sistemas de catalogación que definen sus personalidades. Todo lo que llevan puesto representa una característica. Por ejemplo, el color ámbar representa testarudez. Les que tienen este color en sus vestimentas insistirán en ser de esta manera sin importar los argumentos que escuchen. Cuando une vejigante llega a la pubertad, una ceremonia le otorga los colores y el estilo de vestimenta que le definirá, cada elemento eligiéndose al azar. Por el resto de sus días, continuará consultando sus ropas para saber cómo debe comportarse.
Aunque nada de lo que hacen les es natural y muchas veces les causa sufrimientos que se podrían evitar, les vejigantes esperan que si siguen este camino llegarán a ser normales y serán aceptades por las otras razas de Borikén.
¿Cuántes vejigantes hacen falta para cambiar una rueda?
No sé, ¿cuántes?
Si tú no sabes, ¿cómo quieres que yo sepa?
–chiste vejigante
Dale un peso a le humane y terminas pobre.
Dale uno a le cabezude y mejor olvídate que lo hiciste.
Dale uno a le vejigante y cuando te los devuelvan eres millonarie.
–refrán coquí sobre el sentido de agradecimiento de las razas
Más sabe le vejigante por vejigante que por vieje.
–refrán humano
Si les vejigantes tan sólo dejasen esas ambiciones de civilización y se aceptasen como son, llegarían a ser la raza más brillante de Borikén y traerían a estas tierras la iluminación que el resto de nosotres hemos sido incapaces de encontrar.
–Guzmán, diplomático cabezudo